La pizza es a la vez uno de los platos más consumidos y apreciados a nivel mundial así como el plato por excelencia de la gastronomía italiana. Es indudablemente la comida favorita de gran parte de la población, de hecho, se calcula que cada segundo se consumen 350 porciones de pizza a nivel mundial.
La pizza como la conocemos hoy en día nació en Italia, sin embargo, existe una variedad extensa de pizzas y cientos de maneras de hacerlas. No cabe duda, no obstante, que muchas personas prefieren las pizzas caseras. Pero, ¿cómo preparar pizza? En el camino hacia la obtención de la pizza perfecta influyen varios factores, los ingredientes, la fermentación de la masa, el horno en el que se cuece la pizza, etc. La masa es, sin duda alguna, un factor decisivo: Sigue leyendo para averiguar cómo preparar masa de pizza casera en 6 sencillos pasos.
Ingredientes para la masa de pizza casera
- 500 gramos de harina de fuerza
- 280 ml de agua
- Sal
- Aceite de oliva virgen extra (o AOVE)
- Levadura fresca de panadero (medio paquetito)
Preparación de la masa para pizza
- En un bol grande mezclamos la harina de fuerza con la sal y la amontonamos a las paredes del recipiente obteniendo así un hoyo en el centro del bol.
- En un vaso mezclamos la levadura fresca (aproximadamente 12 gramos) con el agua. Es importante que el agua esté tibia, en ningún caso caliente pues correríamos el riesgo de que la levadura se empezase a cocinar prematuramente. Es preferible que el agua esté más tirando a fría que a caliente. Cuando obtenemos una mezcla homogénea del agua y la levadura vertemos el contenido en el hoyo del bol de harina.
- Empezamos a mezclar desde dentro hacia fuera, de esta manera, incorporamos poco a poco la harina a la mezcla húmeda.
- Añadimos el AOVE y seguimos mezclando hasta obtener una mezcla homogénea pegajosa.
- Es momento de amasar. Enharinamos la encimera –no olvides limpiarla antes– y procedemos a amasar la masa. Vamos añadiendo harina hasta que la masa ya no se pegue a las manos. El proceso del amasado es más importante de lo que se cree así que tenemos que dedicarle su tiempo. El resultado debe ser una bola de masa.
- Enharinamos el bol donde hicimos previamente la masa –hay personas que prefieren echarle un chorro de aceite– e introducimos la bola se masa. Tapamos el bol con un trapo de algodón y dejamos que la masa crezca –entre 45 minutos y una hora aproximadamente–.
¡Y voilà! En tan solo una hora tendrás una masa esponjosa con la que preparar una pizza casera con la que sorprender a tus seres queridos. El grosor de la masa y los toppings ya los eliges tú, pero estoy segura que el resultado será delicioso 😉.
Aclaraciones y recomendaciones
- Asegúrate de precalentar el horno mínimo 10 minutos antes de introducir la pizza.
- Recuerda que para los hornos caseros la temperatura recomendada para la cocción de pizza es de 250ºC aproximadamente.
- Si te sobra masa, no te preocupes, ¡la puedes congelar! Aguanta hasta 3 meses en el congelador enrollada en papel film o metida en bolsas para congelar.
- La levadura es una parte importante de la masa pues le da volumen, esponjosidad y un sabor distintivo.
- Es altamente recomendable usar “harina de fuerza” pues es la adecuada para largas fermentaciones y para cocciones de corta duración a temperaturas altas. Es más rica en gluten, tiene muchas proteínas, absorbe mejor el líquido y tiene una gran resistencia al estirado.
- Como sabrás, la masa sube en ambientes calientes. Si es verano, no tendrás ningún problema, sin embargo, si es invierno, un truco es calentar el horno a baja temperatura durante unos minutos y meter el bol en el horno –después de apagarlo– y cerrar la puerta. De esta manera, la masa crecerá.
- 500 gramos de harina de fuerza
- 280 ml de agua
- Sal
- Aceite de oliva virgen extra (o AOVE)
- Levadura fresca de panadero (medio paquetito)
- En un bol grande mezclamos la harina de fuerza con la sal y la amontonamos a las pareces del recipiente obteniendo así un hoyo en el centro del bol.
- En un vaso mezclamos la levadura fresca (aproximadamente 12 gramos) con el agua. Es importante que el agua esté tibio, en ningún caso caliente pues correríamos el riesgo de que la levadura se empezase a cocinar prematuramente. Es preferible que el agua esté más tirando a fría que a caliente. Cuando obtenemos una mezcla homogénea del agua y la levadura vertemos el contenido en el hoyo del bol de harina.
- Empezamos a mezclar desde dentro hacia fuera, de esta manera, incorporamos poco a poco la harina a la mezcla húmeda.
- Añadimos el AOVE y seguimos mezclando hasta obtener una mezcla homogénea pegajosa.
- Es momento de amasar. Enharinamos la encimera –no olvides limpiarla antes– y procedemos a amasar la masa. Vamos añadiendo harina hasta que la masa ya no se pegue a las manos. El proceso del amasado es más importante de lo que se cree, tenemos que dedicarle su tiempo. El resultado debe ser una bola de masa.
- Enharinamos el bol donde hicimos previamente la masa –hay personas que prefieren echarle un chorro de aceite– e introducimos la bola se masa. Tapamos el bol con un trapo de algodón y dejamos que la masa crezca –entre 45 minutos y una hora aproximadamente–.
